Genaro pasó de largo y fue entonces que
lo vio.
–¡Ahí está, boluda! ¡Al lado del sofá!
–Callate la boca, taradita. Estás quedando
como una stalker psicópata.
Magen no le dio bola. Estaba lista para ir
a encararlo.
–Pará, pará, así no –la detuvo Florchu.
–Dale, chabona. Me quiero sacar esto de
encima.
–Bueno, pero así no.
Florchu pensó. Cruzó miradas con un pibito
que pasó por ahí, medio skater, y volvió a pensar.
–¿Ya está? -preguntó Magen, fastidiada.
–Mirá, hagamos así. Rami sabe que yo estoy
acá. Paso por ahí, lo saludo, saludo a sus amigos, y así te doy tiempo para que
te aparezcas del otro lado y él no se te va a poder escapar. Pero tranqui, eh,
nada de escándalos. Hablale bien.
–Tranqui, yo sé cómo hablarle.
–No te apures, hacelo casual.
–Sí, sí, sí. Ahora andá.
–Okey, ahí voy.
Y fue.
Magen la miraba desde el costado de una
biblioteca acercarse por detrás del sofá, tranquila, pasando entre otras
personas, hasta llegar a su grupo, el encuentro visual, un movimiento de cabeza
que se comparte con Rami y los demás se dan vuelta y comienzan los saludos. Era
el turno de Magen.
Y mientras Rami dice "¿Cómo
vas?", le comparte un cachete y le invita una seca o un poquito de birra,
mientras Florchu le contesta que todo bien y que le queda re lindo el expansor
nuevo en la oreja, mientras él le dice que se lo puso Lean y que también quiere
hacerse un tatuaje, Magen se acercó por atrás para atraparlo y darle de pleno
un sillazo en la nuca. Plaf, y el escabio se desplomó junto al cuerpo muerto de
cara al piso. Florchu la miró, Magen miró a Florchu sobre el fiambre que ya no se
movía, se agarraron las manos y salieron corriendo.
–¡¿Sos
pelotuda?!
–¡Ay, te amo, boluda! ¡Te re amo!
Florchu la amó un poco también.
Magen por Lean Nahuel Ramos |
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