lunes, 12 de septiembre de 2016

V

     El AUPI. Magen sube la rampa que da al pasillo del primer piso de la escuela. Ocho menos diez y hay chicos paseándose por todos lados. Su aula está ahí y Magen se acerca. Por fuera y en su pulóver un parche de "Antropomórfica" y por dentro, en su interior, algo como una usina de magia negra funcionando como una caldera atómica en su pecho. Ya fue, sacátelo de encima.
     Entra. Cada vez hay menos chicos. Quizás tenga que ver con la fiesta de anoche. O con el desarrollo de sociedades antiestatalistas por las esquinas de los barrios.
     –Es re loco. Dicen que tiene el tamaño justo para ocupar Ituzaingó.
     –Debe ser un re marciano, boludo.
     Con tantos bancos vacíos por lo menos ahora se ven mejor los graffiti bomba y los versos de Charly pintarrajeados en las paredes y en el pizarrón o la cinta de policía robada que cuelga y da vueltas por todo el aula.
     –Los militares le van a disparar. Y van a caer cachitos por todos lados.
     –Alta baranda a pescado va a haber.
     Otra vez no vino la de Matemática y probablemente no venga la de Geo. La preceptora tampoco está y si estuviera daría un poco igual.
     –Cuando salimos de lo de Lean no estaba.
     –Yo justo soñé con algo así. Pero era un calamar y no un pescado.
     Magen igual no ve nada de esto porque ahí está Florchu esperándola y hay que sacárselo de encima para que no pese más tarde.
     –Che, Florchu. ¿Nosotros nos besamos anoche?
     Silencio. Todos las miran, sonrientes y babeantes.
     –SSHHHHHH!!! –Los ojos de Florchu crecen como globos. De un impulso le baja el gorrito hasta los labios– ¡Callate la boca! ¿Cómo vas a entrar diciendo eso?
     –Pero--
     –Vení para acá vos –La agarra de la mano y la saca afuera. Los demás les silban y golpean las mesas: "¡Woooohh!!".
     Buscan lugar en los escalones de una escalera que antiguamente dio a aulas u oficinas secretas y ahí se sientan.
     –Bueno, ¿nos besamos o no nos besamos?
     –¿Sos boluda, Magui? ¿Cómo te voy a besar, si sos una mierda?
     –Uff, no entiendo nada. Tengo todo mezclado –dice Magen, y se agarra la cabeza entre las manos.
     –Y obvio, chabona, si estábamos re locas. ¿Pero posta no te acordás de nada nada?
     Mirada sugerente.
     –¿Vos sí?
     –Un poquito.
     Más mirada sugerente.
     –Ay, tarada. Me estás dando miedo.
     –Hacé memoria. Sentaaate, comete un alfajorciiito y hacé memoria. Me muero por que te acuerdes.
     Magen se la queda mirando. Florchu de mierda. Siempre igual.
     –Dale, decime algo, no seas conchuda.
     –Solo te voy a decir que sí tuviste un beso bastante increíble. Lo demás te lo dejo a vos.
     –Pará. ¿Rami?
     –Pfff. Hacé memoria. –Florchu le sonríe, le guiña un ojito y se va.
     Magen se queda sentada, sola. Se lleva los dedos a los labios para sentir las huellas de algo que estuvo y ya no está.
     –Florchu de mierda...

     Magen camina sola por los pasillos de la escuela. Es de mañana y la luz inunda los espacios con el calor tibio del sol que entra por muchas ventanas. Son lo único no roto debido al frío del invierno. Magen abre una, siente el frío y mira a la ballena que de la nada se apareció flotando en su cielo esa mañana.
     –¿Con quién carajo me habré besado?
     Los recuerdos se empiezan a conectar.
Magen por Silvo

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