jueves, 15 de septiembre de 2016

VI

     "Dame una 'coke on the rocks'", le dijo Florchu al rasta de la barra, y no quedó tan boluda como parece, porque lo de 'the rocks' no es una improvisación idiota: son pastillas de dramamine. Los capitalistas narcos se dieron cuenta de que para monopolizar la droga había que unificar el mercado. Desde entonces, salvo algún fasito baratito y casero que andara por aquí o por allá, la única droga que circula es la dramamine.
     Florchu compró, pagó, mojó los labios, y como por una caja de velocidades la fiesta se empezó a acelerar. Caminó con el escabio en una mano y los dedos de Magen en la otra mientras caras, ojos, luces, figuras, todo se mezclaba y se confundía vertiginosamente. Magen, casi arrastrada, escabió también, y en su cerebro alguien –alguna fuerza bastante copada seguramente– hizo malabares con sus sensaciones. De repente alguien le tiró la boca a Florchu y Florchu se dejó tirar, Magen habló de Lou Reed y de Trainspotting con dos chicos medio travestidos que solo querían un buen trío, la tele pasó un loop del 9/11 hacia atrás y hacia adelante y una sombra gritó por el número de una ambulancia que atendiera por obra social. Temas nostálgicos de Blink 182 dieron paso a Los campesinos! y a "Love is the king / but only if you have cancer" y en algún momento los dedos de Magen y Florchu se volvieron a enlazar, pero esta vez de una forma diferente y Magen pudo ver o sentir en todo ese almíbar en la mirada de su amiga y que también estaba en su voz, en sus movimientos ensortijados, en el azúcar de su aliento cada vez más tibio, que algo idiota estaba por pasar. "Bleh, ya fue". Y lo idiota casi se materializa bajo la forma de una primera vez si no fuera por un terrible vómito color verde pastoso que se interpuso entre las dos y que casi trauma a Magen de por vida. Por un momento no se entendió bien de quién salió pero Magen se palmeó, se encontró relativamente seca y suspiró con los ojos todavía como platos. A todo esto Florchu se había perdido entre cúmulos de crestas y pelos en 16 bits pero cuando quiso buscarla lo que encontró fue una pibita de carita simpática.
     –¿Vos vas al AUPI?
     –Sí. ¿Vos también?
     –Todavía no.
     La carita estaba cerca.
     –Me gusta tu gorrito.
     –A mí me gustan tus… moñitos.
     Cada vez más cerca y Magen le dijo:
     –Che, creo que nuestras caras son como dos planetas. Si te acercás más quizás explote todo y se muera mucha gente.
     –Jeh. Que explote.
     Y la besó. Magen la besó también. Y ocurrió todo en una suspensión de la realidad bastante hermosa. Entonces la mano de Magen se apoyó en el cachete de la chica, subió, acarició su pelo y sintió, sobre su cabeza, el tacto suave y peludo de unas orejas de gato.
Dani por Celeste Bazán

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